Puedes utilizar la plancha de pelo o la tenacilla rizadora para crear los looks más espectaculares sin dañar tu cabello. Basta con utilizar los productos capilares adecuados y conocer las normas más básicas para trabajar con estas fuentes de calor.
Cualquier peinado que nos hagamos utilizando una fuente de calor es bastante más resistente. Una plancha de pelo puede transformar los rizos más rebeldes en mechones suaves y lisos, y unas tenacillas pueden aportar volumen a los cabellos más apelmazados. Pero cuidado, la temperatura de estos utensilios puede alcanzar los 220 grados y provocar graves daños sobre el cabello mojado que no ha sido previamente protegido. A largo plazo, pueden aparecer las puntas abiertas y el cabello se romperá con más facilidad.
Puedes evitar esta situación aplicándote un protector de calor antes de trabajar tu peinado con alguna fuente de calor. Además de proteger tu cabello, facilita el peinado y evita el calor localizado. También es muy importante saber escoger los utensilios que utilizamos. Existen, por ejemplo, planchas de pelo con un revestimiento cerámico para moderar y repartir de manera uniforme el calor.
- Antes de utilizar la plancha de pelo o las tenacillas, el cabello ha de estar completamente seco. El calor sobre un cabello mojado puede deteriorar la cutícula capilar y su estructura.
- Antes de realizarte cualquier peinado aplícate algún producto de acabado, protegerá tu cabello del desgaste producido por el calor.
- Existe una amplia variedad de productos que permiten proteger el cabello del calor. Escoge el que mejor se adapta a tus necesidades: brillo, alisado… Si utilizas estos productos, además de proteger tu cabello, facilitarás el peinado.
- Aplica el protector de calor sobre el cabello mojado para facilitar su distribución por todo el pelo y la máxima protección.
- Mantén una distancia entre tu cabello y el spray de unos 20-30 centímetros, de este modo garantizas una cobertura uniforme que protegerá el cabello sin apelmazarlo. Igualmente lee las instrucciones de la etiqueta del producto para conocer la distancia ideal en cada caso.
- Una vez te hayas aplicado el protector de calor, peina suavemente tu pelo con un peine de cerdas anchas para repartir mejor el producto.
- Aplícate cada semana una mascarilla para cabellos secos o castigados con el objetivo de evitar que el calor pueda dañar tu cabello.
- El calor al que sometemos al cabello debilita la cutícula capilar haciendo que sea más vulnerable. El cabello que está muy expuesto a fuentes de calor es más sensible a los rayos UV. Para no dañarlo más hay que evitar el uso de peines y horquillas de metal.
- Evita el uso de utensilios con revestimiento metálico porque agreden el cabello. La mejor opción es optar por aparatos dotados con un revestimiento cerámico.